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¿Cómo proteger la información? El contrato de confidencialidad

¿Cómo proteger la información? El contrato de confidencialidad

Escrito por Anna Mercadé

De todos es conocida la frase “la información es poder” y como colaboradores, inversores, gerentes o empleados, tenemos que asegurarnos de que la información confidencial o de más valor no llegue a manos de quien no queremos que la tenga. Para ello, es importante conocer qué acuerdos o contratos podemos aplicar para proteger y limitar el flujo de información.

En estos casos, lo más recomendable y lo más común en el mundo empresarial es realizar un acuerdo o contrato de confidencialidad. Con ello evitamos que las personas que tengan acceso a esta información que consideramos sensible puedan utilizarla para sus propios fines o puedan compartirla con terceros. Estos contratos normalmente, y por influencia de la cultura anglosajona, se denominan DNA (Non Disclosure Agreement). A través de estos acuerdos, las partes se obligan a no difundir la información que se establezca como marco del contrato y solo usarla para unos fines concretos que también deberán estar bien especificados.

Diferentes grados de restricción del contrato de confidencialidad

contrato de confidencialidad

En general, estos contratos se hacen firmar a colaboradores, proveedores, socios, inversores, miembros de un equipo que se establece para un proyecto concreto, etc. y principalmente se quieren proteger datos relacionados con innovaciones, lanzamientos de productos, datos financieros, datos de clientes, propiedad intelectual e industrial o indicadores de rendimiento. El grado de restricción y detalle se establecerá en función de la relación que se establezca con ese colaborador externo y la sensibilidad de los datos a los que tendrá acceso. Por ejemplo, no es el mismo nivel de restricción necesario para una agencia que gestione nuestras campañas de comunicación, ya que de entrada ya controlamos qué información les facilitamos, que para un socio que colabore con nosotros a nivel de desarrollo de negocio o de externalización de la producción, en cuyos casos, el acuerdo debería ser mucho más estricto y restrictivo.

Un contrato de confidencialidad se puede estructurar de muchas maneras y podemos establecer todas las cláusulas que sean necesarias para proteger la información. En este sentido, normalmente se establece un primer apartado en el que se especifican quiénes son las partes.

Luego en las cláusulas del contrato de confidencialidad se irá especificando los motivos por los que se firma este acuerdo, por ejemplo, por un proyecto en concreto, qué se considera por información y qué información se compartirá y se considera confidencial, con qué fin puede ser utilizada esa información, compromiso de no competencia si es aplicable, qué responsabilidades se exigirán en caso de incumplimiento o cualquier otra restricción que sea importante y que queramos añadir.