Qué es el coaching ejecutivo
Desde hace unos años el término coaching ha entrado en nuestro vocabulario y, sobre todo, en lo relacionado con el mundo empresarial. Sus orígenes se remontan a hace unos 35 años, en Estados Unidos, donde la disciplina nació con el objetivo de incrementar el rendimiento individual de los deportistas. El coaching es, pues, un entrenamiento.
Pero, aunque parece que han proliferado los coachers y que el coaching está de moda, un cierto nivel de intrusismo y de confusión acerca del coaching hace imprescindible que empecemos por una definición inicial.
¿Qué es el coaching?
El coaching es un proceso voluntario, activo e interpersonal de aprendizaje-entrenamiento individualizado que tiene como finalidad el desarrollo de nuevas y mejores competencias, sobre todo en el ámbito de las habilidades y las conductas. El coach es alguien que conduce, que guía, que entrena a otro. Ese otro, denominado coachee, no aprende desde el plano teórico sino desde el práctico, adoptando un papel activo y responsable. Siguiendo a uno de los pioneros del coaching, John Whitmore, podríamos decir que el coaching ayuda a aprender en lugar de enseñar.
Coaching ejecutivo
Siguiendo lo anterior, el coaching ejecutivo es un proceso de coaching trasladado al área profesional del entrenado, a los comportamientos en el ámbito organizativo y empresarial. No es un proceso formativo tradicional, ni terapia, ni mentoring ni consultoría personal (aunque se acerca), sino un entrenamiento que ayuda a desarrollar habilidades y actitudes que mejoren la actividad profesional desde un punto de vista holístico (general e integral); en definitiva, que optimicen al máximo el potencial de la persona a nivel ejecutivo. Se orienta a mejorar el desarrollo humano más que a la consecución de un objetivo puntual o a la resolución de un conflicto concreto.
El coaching ejecutivo va muy ligado a la capacidad de liderazgo y, a diferencia del coaching más personal, admite también sesiones de equipo o grupales con el objetivo de entrenar para sacar el máximo potencial a un grupo, departamento o equipo de la corporación. Suele realizarse no sólo para mejorar el rendimiento sino también en procesos de resolución de conflictos, de fusión o de mejora de la cohesión y del clima laboral entre otros; aunque su orientación principal es a la mejora global del desempeño como se ha apuntado antes.
Beneficios del coaching ejecutivo
A los beneficios grupales ya mencionados en el apartado anterior, hemos de añadir los beneficios que produce el coaching ejecutivo individual.
– Mejora la relación del directivo/a o ejecutivo/a con su equipo, sus superiores jerárquicos y, en general, con toda la organización.
– Impulsa el liderazgo, ayuda a inspirar a otras personas.
– Incrementa su autoconocimiento y le ayuda a potenciar sus talentos y sus puntos fuertes.
– Contribuye a alinear los intereses del directivo/a con los corporativos, a maximizar el desempeño y el cumplimiento de objetivos del directivo/a.
– Ayuda a la resolución de conflictos.
– Incide positivamente en la conciliación y en la gestión del tiempo.
– Entrena para saber fijar estrategias y objetivos mejores, más fáciles y eficientes.
– Ayuda a generar y mantener compromiso, responsabilidad e iniciativa.
¿Cómo se lleva a cabo un proceso de coaching?
En un proceso de coaching ejecutivo en el que se persiguen mejorar las destrezas de tipo práctico también es importante que el coachee mejore en autoconocimiento, autoconfianza, independencia y responsabilidad. Y, para sacar el máximo partido al proceso, se recomienda:
- Que lo lleve a cabo un coach formado y con experiencia (no un terapeuta o un consultor sin más).
- Que tenga una duración mínima flexible entre 3-4 meses y un año, en sesiones de 1 a 2 horas de media.
- Que la conversación entre ambos tenga una metodología concreta, con un buen feedback y que empuje, tras la charla, a la acción.
- Que tenga un inicio, que se enfoque en el futuro, que esté bien estructurado y que permita, a ser posible, medir resultados.
- Que el entrenado haya llegado al proceso de manera voluntaria y se comprometa con el proceso de aprendizaje para la mejora, de manera abierta, constructiva y positiva.
Además, el coach debe ser un profesional con cualidades que le permitan:
• Detectar las necesidades y expectativas del cliente.
• Mostrarse empático pero a la vez asertivo con el coachee.
• Adoptar una posición neutral pero colaboradora en las sesiones.
• Dominar la comunicación, expresarse con sencillez, claridad y de manera atractiva y amena.
• Orientarse al cliente, poner el foco en él, establecerle desafíos, ayudar a elevarle la conciencia, su responsabilidad y su autoconfianza.
En definitiva, el coaching ejecutivo puede ser una herramienta poderosísima para nuestro desempeño profesional pero también para nuestra mejora personal vital.
¿Cómo crees que el coaching ejecutivo podría ayudarte en tu itinerario profesional? ¿En qué momentos crees que es más necesario pasar por un proceso así, en una fase de crisis o de expansión?