La importancia de la formación continua para cambiar de trabajo
Un cambio de trabajo puede venir motivado por multitud de situaciones. Puede ser que preveas próximamente una crisis laboral en tu sector y quieras avanzarte. Puede ser, entre otros motivos, que quieras promocionarte y en tu actual empresa no sea posible, o bien que quieras cambiar para mejorar tu salario o las condiciones de conciliación. Y también, simplemente, puede ser que quieras cambiar porque no te encuentres a gusto en tu actual puesto, bien sea por un clima laboral tóxico, por desaparición de tu motivación en relación con las tareas que realizas o por cualquier otro motivo.
Como veíamos en un post anterior, antes de cambiar de trabajo, estaría bien que diseñaras un plan de acción. Buscar un nuevo trabajo es un trabajo en sí mismo.
Tabla de contenidos
Algunas recomendaciones serían:
-
Trabajar el autoconocimiento.
Haz inventario de tus competencias, de lo que pide el mercado laboral en lo que se refiere al tipo de trabajo que buscas y analiza el “gap” entre ambos inventarios. En esa parte de diferencia es donde tendrás que trabajar con la formación continua, mediante un plan de acción.
Ten presente, además de tus competencias, tu orientación personal, es decir, lo que te gusta hacer. Es importante que si cambias de trabajo este te agrade para que tengas un nivel de motivación elevado.
Considera que el proceso puede ser largo y difícil. Salir de la zona de confort nunca es fácil.
-
Trabaja tu red de contactos, practica el networking.
Buena parte de las ofertas laborales te pueden llegar por esa vía.
Y, por supuesto, cuenta con la formación continua como la llave clave para dar el salto al nuevo trabajo.
La formación continua: pieza central en el proceso de cambio de trabajo
Una vez tengas las coordenadas de dónde estás y dónde quieres ir, ya habrás trazado tu plan de acción. En ese plan la formación continua ocupará un puesto de honor. Tres recomendaciones al respecto:
-
Planifica la formación.
Valora todas las opciones que tienes y escoge la que mejor pueda adaptarse a tus objetivos y a tu situación. Haz la formación interna o externamente a la organización en la que trabajas actualmente. Aprovecha la formación que te puede ofrecer la empresa para la que trabajas. Busca otras opciones externas. Actualmente ni los horarios ni las necesidades de conciliación deberían de ser obstáculos. Hay posibilidades de realizar la formación en formato de e-learning, en fin de semana, en horarios de mediodía y nocturnos, etc. También puedes auto formarte por ejemplo dedicando un tiempo fijo diario a la lectura profesional. Por lectura profesional nos referimos a informes del sector, libros de desarrollo personal, nuevas técnicas de gestión y dirección que puedan interesarte, actualización de normativas, etc. Aunque se recomienda hacerlo por la mañana a primera hora, adapta este tiempo fijo (que puede ser de media hora tan solo) a tu biorritmo particular.
No olvides formarte de manera global. No pienses solo en conocimientos, ten en cuenta también el trabajar habilidades y actitudes. Como veíamos en un post anterior, trabaja:
-
Tus conocimientos.
Si quieres cambiar de sector es posible que necesites adquirir nuevos conocimientos bien sea de manera reglada o no reglada. Puede ser un nuevo grado universitario, un máster, pero también puede ser una formación profesional de grado superior, un certificado de profesionalidad o una formación no reglada pero que te ayude a cualificarte. Un ejemplo podría ser el de un economista que se ha dedicado 15 años de su vida a trabajar en el sector bancario y ahora quiera dar el salto a ser profesor de secundaria en la especialidad de economía y empresa. Esta persona deberá de realizar el máster del profesorado que es obligatorio para ejercer como profesor.
-
Tus habilidades.
El cambio puede venir de aprender a manejar nuevas herramientas, un software específico, etc. Por ejemplo, una enfermera puede pasar de estar en un centro de atención primaria a una unidad de cuidados intensivos y tendrá que reciclarse en cuanto a técnicas de dicha área, puesto que hay maquinaria de respiración artificial, técnicas de intubación de urgencias, etc. Trabaja especialmente las habilidades blandas o soft skills. Actualmente son muy valoradas. Son competencias transversales, que pueden ser comunes a muchos sectores, oficios y profesiones. Estas habilidades podemos definirlas como personales y sociales. Estas habilidades blandas o soft skills son competencias que requieren de un aprendizaje diferente al de los conocimientos concretos del trabajo. Generalmente son procedimientos de aprendizaje más lentos y que entroncan con la personalidad y la actitud. Se trabajan más que en clases magistrales a través de sistemas como el coaching, el mentoring, las formaciones experienciales, etc. Las soft skills incluyen habilidades y actitudes como las que se relacionan a continuación, más ligadas al cómo se desarrolla el trabajo que al qué se tiene que realizar.
-
Y tus actitudes.
Aunque es la parte de las competencias más difícil de modificar, la buena noticia es que es posible. Uno puede entrenarse en ser más optimista, en trabajar de forma más cooperativa, en desarrollar un mayor nivel de sociabilidad, etc.
Y, por último, ten en cuenta que formarte a la vez que trabajas y que concilias con otras responsabilidades es un proceso duro. Debes organizarte muy bien porque la formación implica tiempo y renuncias, pero el resultado valdrá la pena.
¡Anímate y empieza ya con tu plan de acción para formarte!
Te interesa leer sobre...